miércoles, 2 de enero de 2013

EL DESEO SEXUAL HIPOACTIVO: CUANDO DISMINUYE EL DESEO SEXUAL.

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 El deseo sexual hipoactivo es un trastorno que afecta a muchas personas y que tiene diferentes causas. Es uno de los motivos de consulta más comunes en sexología porque causa preocupación y malestar tanto en la persona que lo padece, como en la pareja. 

Podemos encontrar:

Causas psicológicas: problemas de pareja (de comunicación, conflictos...), desinterés hacia el sexo en general (no hay motivación quizá por motivos religiosos o morales o culturales), disfunción sexual previa en la pareja o en la persona que sufre deseo sexual hipoactivo (disfunción eréctil, eyaculación precoz...), depresión, ansiedad, estrés, baja autoestima, problemas con la autoimagen corporal...

Causas físicas: alteraciones hormonales (hipotiroidismo, déficit o alteración hormonal, menopausia, diabetes....), medicaciones como alprazolam, fluoxetina, proxetina... , hipertensión, cardiopatías, insuficiencia renal...

Cada persona vive ese problema de modo distinto: Tristeza, frustración, problemas con la pareja, culpabilidad, baja autoestima, evitación de sexo, cansancio, etc.

Hay diversos grados de disfunción del deseo sexual. Desde no tener nunca deseo sexual; personas que están atravesando una crisis temporal; personas que ya no sienten deseo por sus parejas; y personas que después de una relación sienten dificultad en determinadas situaciones o con determinadas personas.

Lo mejor es que, una vez descartados los problemas físicos, se acuda en pareja a un terapeuta sexual. El profesional diseñará una estrategia específica según la persona y la pareja, contemplando sus necesidades, características personales, gravedad, dificultades y ritmo de aprendizaje.

 Generalmente  se enseñan técnicas prácticas para hacer ejercicios que posibiliten el deseo y el erotismo:  la utilización de estímulos adecuados y necesarios (psíquicos y físicos, manipulación, actitud, ambiente, etc.); ejercicios de sensibilización y focalización sensorial, control de la percepción, control de las reacciones...

Muy importante no culpabilizar o hacer sentir mal a la pareja. Normalmente se trata de un problema que no tiene que ver con el hecho de que la pareja no nos atraiga o no haya amor. Fomentar las relaciones sexuales dando mucho mayor énfasis a las caricias, besos, a las sensaciones placenteras que producen que a la penetración o el orgasmo como fin, suele ayudar en estos casos. No hay que olvidar, que el sexo es comunicación y que el fin no debe ser la consecución de un orgasmo o la penetración, sino que las caricias y las sensaciones son muy diversas y tienen un papel fundamental en la respuesta sexual a nivel psicológico. No hay que olvidar que el órgano más importante en esta respuesta sexual es el cerebro.