El deseo sexual hipoactivo es un
trastorno que afecta a muchas personas y que tiene diferentes causas. Es uno de los motivos de consulta más comunes en sexología porque causa preocupación y malestar tanto en la persona que lo padece, como en la pareja.
Podemos encontrar:
Causas psicológicas: problemas de pareja (de comunicación, conflictos...),
desinterés hacia el sexo en general (no hay motivación quizá por motivos
religiosos o morales o culturales), disfunción sexual previa en la pareja o en la persona
que sufre deseo sexual hipoactivo (disfunción eréctil, eyaculación precoz...),
depresión, ansiedad, estrés, baja autoestima, problemas con la autoimagen corporal...
Causas físicas: alteraciones hormonales (hipotiroidismo, déficit o
alteración hormonal, menopausia, diabetes....), medicaciones como alprazolam, fluoxetina,
proxetina... , hipertensión, cardiopatías, insuficiencia renal...
Cada persona vive ese problema de modo distinto: Tristeza, frustración,
problemas con la pareja, culpabilidad, baja autoestima, evitación de sexo,
cansancio, etc.
Hay diversos grados de disfunción del deseo sexual. Desde no tener nunca
deseo sexual; personas que están atravesando una crisis temporal; personas que
ya no sienten deseo por sus parejas; y personas que después de una relación
sienten dificultad en determinadas situaciones o con determinadas personas.
Lo mejor es que, una vez descartados los problemas físicos, se acuda en
pareja a un terapeuta sexual. El profesional diseñará una
estrategia específica según la persona y la pareja, contemplando sus necesidades, características personales, gravedad,
dificultades y ritmo de aprendizaje.
Generalmente se enseñan técnicas prácticas para hacer
ejercicios que posibiliten el deseo y el erotismo: la utilización de
estímulos adecuados y necesarios (psíquicos y físicos, manipulación, actitud,
ambiente, etc.); ejercicios de sensibilización y focalización sensorial, control de la percepción,
control de las reacciones...
Muy importante no culpabilizar o hacer sentir mal a la
pareja. Normalmente se trata de un problema que no tiene que ver con el hecho
de que la pareja no nos atraiga o no haya amor. Fomentar las relaciones
sexuales dando mucho mayor énfasis a las caricias, besos, a las sensaciones
placenteras que producen que a la penetración o el orgasmo como fin, suele
ayudar en estos casos. No hay que olvidar, que el sexo es comunicación y que el fin no debe ser la consecución de un orgasmo o la penetración, sino que las caricias y las sensaciones son muy diversas y tienen un papel fundamental en la respuesta sexual a nivel psicológico. No hay que olvidar que el órgano más importante en esta respuesta sexual es el cerebro.
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