viernes, 8 de agosto de 2014

ADICCIÓN AL CIBERSEXO

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Las nuevas tecnologías nos abren un mundo de posibilidades y, como tal, nos aporta puntos positivos y puntos negativos. Internet ofrece con absoluta facilidad el acceso al sexo en múltiples variantes, tanto el simple visionado de material erótico y/o pornográfico, como la interacción virtual con otras personas. 

No es el objetivo de esta reflexión el cibersexo en sí mismo, sino la adicción, es decir, la enfermedad que supone el consumo incontrolado del sexo a través de la red. 

Los datos hablan de que el 80% de los afectados son hombres de entre 25 y 50 años. En España se estima en un 8% la población afectada. Pero estos datos no son absolutamente fiables pues se trata de una adicción muy poco reconocida y que recibe un gran rechazo social. 

Como ocurre en otras adicciones, hemos de considerar determinados factores predisponentes a sufrirla, pues, evidentemente, no todas las personas que utilizan el sexo en la red se ven afectadas por una adicción. En general, el perfil del adicto/a al cibersexo sería el de una persona con baja autoestima, imagen corporal alterada, con alguna disfunción sexual, con miedos o inseguridades para mantener relaciones sexuales físicamente con otras personas o con dificultades para la relación social en general. A menudo, también hay presencia de otro tipo de adicciones (alcohol, drogas...) y de problemas físicos y/o psicológicos. Encontramos, entre este grupo de pacientes, tanto personas con pareja estable como sin ella

Una persona con adicción al cibersexo estará obsesionada con él y consumirá gran parte de su tiempo (y, según las páginas, de su dinero) en esta actividad, llegando incluso a olvidarse de su trabajo, obligaciones familiares, descanso... Por mucho que la persona se dé cuenta del enganche que sufre, no podrá dejar de hacerlo porque la ansiedad se apodera de ella y no se calma hasta que no se conecta. Aparecerán alteraciones en el estado de ánimo y en el comportamiento, aislamiento social y problemas asociados al sueño. 

Cuando la persona adicta tiene pareja, las repercusiones también la afectan. Generalmente aparece un sentimiento de dolor porque la pareja se siente relegada, traicionada, insuficiente, con el consiguiente daño a la autoestima, pérdida de ilusión, rabia.... 

Es muy importante que, una vez detectado el problema y decidido superarlo, se acuda cuanto antes a terapia psicológica. El tratamiento, con frecuencia, incluye también a la pareja, si la hay. Sin duda, es un problema que tiene solución pero requiere la firme voluntad del paciente para superarlo.


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